bound-movie-posterApuntes de una filmografía condicionada. Los hermanos Wachowski crearon un monstruo cinematográfico tan inmenso que terminó fagocitando su pasado y complicándoles el futuro. Para muchos dejó de importar lo que habían hecho antes, y todo lo concerniente a su porvenir como realizadores sería siempre comparado y posteriormente medido con la misma vara –muy alta, por cierto-, algo que obviamente los ha condicionado y posiblemente lo siga haciendo durante mucho tiempo. Pero lo cierto es que su filmografía no comienza con Matrix, como está instalado en el imaginario popular. Su opera prima, lejos del mundo artificial y post-apocalíptico de la trilogía que los llevó a la fama, es una película mundana y con rastros de humor negro. Lamentablemente  pocos recuerdan el debut de Andy y Lana (en aquella época Larry) como un equipo de directores dentro de la industria cinematográfica estadounidense.

Vida antes de la Matrix, o el hacha de doble filo. Para el año 1996 los hermanos ya habían escrito el guion de Matrix, pero antes necesitaban demostrar su valía detrás de las cámaras con el fin de conseguir un financista que se animara a invertir en una película de ciencia ficción que debía contar con efectos especiales revolucionarios pero necesarios para su narrativa, lo que se traducía automáticamente en un aumento exponencial del presupuesto.

Sin límites (Bound, 1996) es un neo-noir sensual, violento y paranoico, con dos mujeres fuertes y hermosas como protagonistas (Gina Gershon y Jennifer Tilly). El debut de los Wachowski es atrevido e irreverente por donde se lo mire, cine negro donde no hay un antihéroe macho y una femme fatale que lo obsesiona, sino que es un único género el que ocupa ambos roles. Violet (Tilly) es la mujer de Cesar (Joe Pantoliano), un miembro de la mafia que debe custodiar una valija con varios millones de dólares. El guión no da muchas vueltas y va directo al grano desde la primera escena: Violet se cruza en un ascensor con Corky (Gershon) y se observan con un deseo tan apasionado que parece traspasar la pantalla. Después de algunos coqueteos increíblemente sensuales deciden formar una pareja, robarle el dinero a Cesar y escapar para vivir la vida loca, financiada por esos dólares mal habidos.

La película es un atrevido alegato en favor del feminismo, la sexualidad no convencional y la fortaleza femínea en formato de género, popular, y sobre todo entretenido. La solemnidad no tiene cabida en este relato, sin embargo el feminismo, la cultura lésbica, y esa mezcla entre el girl power y la actitud riot grrrl está representada de manera respetuosa y consciente, encarnada por estas dos actrices que componen personajes sorprendentemente verosímiles, no solo por physique du role, sino también por actitud y carisma. El humor es sutil pero siempre está presente para jugar con los géneros.  Si los mafiosos son estereotipos clásicos (padre jefe de la mafia, hijo bobo que se manda cagadas) es más para burlarse de lo estúpidos que pueden ser los hombres, básicos frente a mujeres fuertes y sagaces, que para plantar personajes simples.

César, el gángster típico, machista y abusador, termina lavando y planchando dinero manchado de sangre, cual ama de casa aplicada y servicial. El triunfo de la pareja se debe en gran parte a su fortaleza e inteligencia, pero también gracias a que César las subestima en todo momento sólo por el hecho de ser mujeres, el sexo débil en el imaginario popular, el fuerte y ganador en esta historia.  Probablemente el único reproche que se le pueda hacer a los Wachowski es haber abusado de los movimientos de cámara extravagantes y las angulaciones extrañas en pos de intentar demostrar su virtuosismo para atraer productores que se la jueguen por ellos en el futuro.

Bound

Símbolos, influencias y obsesiones. Uno de los autores menos citados por los Wachowski es el escritor Philip K. Dick, sin duda una de las influencias más fuertes en su escritura. Dick no solo habló abiertamente sobre sus increíbles creencias en una conferencia de prensa en 1977, afirmando que «estamos viviendo en un programa de realidad informático, la única pista que tenemos es cuando alguna variable cambia, y cuando ocurre alguna alteración de nuestra realidad tendremos la abrumadora impresión de que estaremos viviendo un deja vu», también relata una historia en la que una mujer se presenta a la puerta de su casa con el símbolo de la vescica piscis colgado en su cuello, símbolo que finalmente lo despierta de su letargo y le muestra «la realidad» detrás del simulacro en el que vivimos. Dick afirma que en ese momento  experimentó una anamnesis, o pérdida del olvido.

Una de las obsesiones que se repetirán en las primeras películas de los Wachowski es el símbolo como catalizador que despierta la conciencia del protagonista y la libera de su esclavitud tanto mental como física, y la mujer como portadora de ese símbolo. Como en Dick, pero aggiornado, en el cine de los Wachowski el símbolo se revela en forma de tatuaje. En Sin límites, Violet no puede superar la barrera de las insinuaciones con Corky hasta que descubre la labrys tatuada en el brazo de su sensual vecina. Este hacha de doble filo era considerado un símbolo de poder en las antiguas sociedades matriarcales europeas, y hoy en día es utilizado por las feministas y lesbianas como símbolo de fortaleza y autosuficiencia. Violet “despierta”, se libera de las cadenas del género a partir de la visión de este símbolo, y finalmente se entrega a un romance sin culpas ni miedos.

En Matrix, por su parte, la mujer que obsesiona a Thomas Anderson es Trinity, quien porta el tatuaje de un conejo blanco que se transforma en el símbolo que precede el despertar de Anderson en Neo, el supuesto elegido.

Otra de las persistencias de los Wachowski es el aspecto de la mujer que porta el símbolo liberador. Dick dijo alguna vez que en sus novelas “existe una chica gótica que aparece como la puerta del protagonista, y les dice que su mundo es ilusorio, que hay algo falso en él. Tanto en Sin límites como en Matrix la portadora del símbolo que despierta al protagonista es morocha, gótica y con una personalidad fuerte. Si en Matrix Trinity ayuda a Morfeo a despertar a Anderson de su falsa realidad, en Sin límites Corky empuja a Violet a escapar de esa vida ilusoria e infeliz que lleva junto a un mafioso machista y cuadrado.

El teléfono también podría considerarse un elemento que se repite por su importancia en las dos primeras películas de Andy y Lana. En su opera prima es un artefacto fundamental para la supervivencia de protagonistas y antagonistas. Las constantes llamadas generan tensión y les proveen de tiempo para pensar una nueva estrategia salvadora o evasiva. Este aparato se expone como un atrezzo clave para forjar ese suspenso tan bien logrado durante todo el transcurso del relato, y se erige como un medio de comunicación más que importante entre Violet y Corky.  Aunque no tan importante como en su próxima película.

CLOUD ATLASApocalipsis y post. Si su opera prima era un neo-noir terrenal y simple –en cuanto a argumento, pero también en presupuesto- su segunda película iba a ser todo lo contrario. Matrix es una fantasía futurista grandilocuente, ciencia ficción filosófica con efectos especiales de vanguardia. Mezclando las teorías formuladas en las Meditaciones metafísicas de René Descartes y en el ensayo de Jean Baudrillard titulado Cultura y simulacro, con las visiones distópicas de autores como Philip K. Dick, William Gibson, Mamoru Oshii, y religiones como el cristianismo y el budismo, Matrix se convirtió en un ensayo posmoderno sobre los límites de la realidad y cómo la concebimos. Una película que puede mezclar la teoría de la caverna de Platón con tiros y artes marciales indefectiblemente tiene destino de culto. Al unir cultura de masas con teorías filosóficas antiguas y contemporáneas se transformó en un icono pop ineludible de este último siglo, una película paradigmática que aún hoy causa controversias. Ni siquiera el desastre en ascenso que fueron Matrix Recargado (2003) y Matrix Revoluciones (2003) pudo opacar el brillo de esta obra maestra de los Wachowski, que actualmente se sigue revisitando y estudiando.

Escapando de la Matrix. Después de ese recreo edulcorado y agresivamente saturado llamado Meteoro (2008), una  película para niños de ¡2 horas y 20 minutos! que los despegaba un poco de esa franquicia millonaria que los hizo famoso pero también los condicionó, los hermanos Wachowski volvieron a vestirse de autores para encarar una película en la que retomarían sus contenidos predilectos: la fantasía desbocada, la posmoderna mezcla de géneros y temáticas, el relato clásico de aventuras, el camino del héroe narrado con prestancia, y esa mezcla de cultura pop y relato profundo. Cloud Atlas (2012) es un relato coral y grandilocuente en el que Andy y Lana vuelven a dejarse llevar por sus temas-obsesiones y salen bien parados. Si en Sin límites Violet y Corky tiene que matar a César para poder ser completamente libres, y en Matrix Neo debe aceptar su condición de elegido para luchar contra las máquinas que lo esclavizan y así liberar a la humanidad, en Cloud Atlas cada historia y cada protagonista giran en torno a la lucha por conseguir eso que tanto asían Violet/Corky y Neo: liberación mental y física. Es posible que por esa vuelta a sus temas recurrentes y la notoria libertad creativa, Cloud Atlas logre elevarse tan alto que por momentos parece alcanzar ese podio donde Matrix se encuentra acodada tan cómoda.

Aquí pueden leer un texto de Marcos Vieytes sobre Cloud Atlas y otro sobre El destino de Júpiter.

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