Esta mierda me supera, serie recién estrenada en Netflix, está dentro de las nuevas ficciones sanadoras que han aprendido que los celos, el desamor y los sacrificios por el amor de tu vida ya no son nuestras tramas elegidas. La inclusión y el querer al otre tal como es son las nuevas formas de los relatos; ya no parejitas de enamorados, y sí parejas de amigues. Básicamente elegimos cortar por lo sano. Pero poco podes cortar, si toda esa mierda que te rodea, siempre te supera.

Retomando el camino comenzado por The End of the F***ing World, y en las manos del mismo creador, Jonathan Entwistle, Esta mierda me supera se mete en el drama adolescente de cabeza, acompañando desde el inicio a la solitaria Sydney Novak (Sophia Lillis). Una chica de pueblo que sufrió el misterioso suicidio de su padre. Pero Sydney tiene más de un secreto oculto. Más secreto que el amor que siente por su mejor amiga, más secreto aún que el amor que su amigo siente por ella. Sydney tiene un poder y no logra controlarlo. Su vida se va llenando de una oscuridad que no sabe de dónde emerge y se apodera de ella. Se apodera de su respiración, se apodera de su miedo y la supera. Y cuando Sydney se siente superada, todo se va a la mierda. Ella se rodea de personas que la quieren y la ayudan a controlar el caos, pero poco es lo que se puede controlar, si la realidad te rebalsa y se te escurre entre los dedos.

Yo soy un enamorado de James y Alyssa, los protagonistas de The End of the F***ing World. Del amor incorrecto que crearon, y de su escape en búsqueda de algo por lo que sentirse bien. Y como buen consumidor de ficciones, me lancé rápidamente sobre esta nueva adaptación del comiquero Charles Forsman. Esta mierda me supera, fiel a su autor, deja en claro que el problema de los adolescentes conflictivos no está en los propios adolescentes, que solo quieren amar y ser amados, sino en la sociedad gigante e indiferente que los maltrata, los violenta y los expulsa constantemente. Y esto nos hace volver, otra vez, de nuevo, y otra vez, a la misma reflexión. ¿Cuándo será el momento en el que escuchemos nosotros a los adolescentes sordos? Sordos de escuchar nuestras imposiciones. Nuestras explicaciones y nuestras exigencias llenas de una experiencia tan ingenua como su propia ingenuidad. Nuestra deconstrucción tiene que tener mucho de aprender a escuchar, y un poco de parar ya de tanto decir y decir.

Decíamos que la serie está dentro de estas nuevas ficciones sanadoras que parecen haber aprendido algo que a nosotros nos costó muchas idas y venidas. Cuidarnos más y luchar menos. Hay, en estas ficciones, una búsqueda casi reparadora. Con una bajada de línea muy marcada sobre cómo deben ser las cosas; sobre cómo deben ser las relaciones entre las personas. Porque hacia allí se dirigen las vanguardias sociales y culturales. A repensar las relaciones y a repensar la construcción de identidad, qué es aquello que nos limita, nuestra idea formada sobre nosotros mismos. La bajada de línea es muy clara porque, justamente, estas ficciones se están haciendo cargo de estos cambios, y los llevan en sus historias como banderas. ¿Estamos por fin ante una politización de las series, y quizás del cine? La palabra política da miedo, y genera rechazo, pero siempre hay un pensamiento político impreso. Implícito o explícito. Y, hoy, las ficciones sanadoras están optando por lo explícito. Y está bien, porque lo creen necesario. Luego podremos ver si lo dicho está construido con genialidad, como en Sex Education o The End of the F***ing World, o no. El interrogante es si estas ficciones apuestan a conseguir un cambio. Yo quiero creer que sí. Basta con ver a Sydney cubierta de sangre, a Sydney rodeada de caos, a Sydney escuchada por sus amigues, y del otro lado, a toda esa mierda que al final, siempre la supera.

Esta mierda me supera (I Am Not Okay with This, Estados Unidos, 2020). Creador: Jonathan Entwistle, Christy Hall. Elenco: Sophia Lillis, Wyatt Oleff, Sophia Bryant, Kathleen Rose Perkins, Richard Ellis, Zachary S. Williams. Duración: 30 minutos. Disponible en Netflix.

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