El western es uno de los géneros autóctonos de Hollywood, cuyo eje es dar cuenta de los mitos de  fundación del Estado-Nación. En nuestro país, hemos tenido una Campaña al Desierto que se desarrolló entre 1878 y 1885 y que, al calor de las ideas del iluminismo, tuvo como objetivo el exterminio de los pueblo originarios para imponer sobre sus tierras las bondades de la civilización. La filmografía argentina que aborda esta temática es bastante reducida, de modo que en este contexto resulta bienvenida una película que trate sobre el genocidio de los pueblos originarios.

4 Lonkos (2019), documental del realizador argentino Sebastián Díaz, elige salirse del relato oficial de los manuales de historia que presentan a los aborígenes como violentos y bárbaros que arrasaban con sus malones, para contarnos la historia desde el punto de vista de los vencidos. De allí que nos permite conocer y visibilizar el destino de cuatro caciques o jefes (llamados lonkos en lengua mapuche) de las comunidades originarias de nuestro país. Historias que por supuesto no figuran en el mismo lugar en la historia y la mítica popular general que los jefes de campaña militar del gobierno argentino, como Roca o Rosas o los exploradores pioneros como Perito Moreno y otros, que en tanto próceres circulan en los billetes y se visibilizan en las estatuas de nuestro país.

En este genocidio perpetrado sobre los pueblos aborígenes, cuatro poderes se unieron para lograr su cometido: el político militar, el económico de la oligarquía terrateniente, el evangelizador de la iglesia y el ilustrado de la ciencia moderna. Es en el papel que jugó este último poder que hace foco el documental de Díaz. De ahí que la película abra con el plano cenital del Museo de Ciencias Naturales de La Plata, para ingresar a él y recorrer fotos de época de las vitrinas colmadas de cráneos y esqueletos, restos pertenecientes a humanos de las comunidades originarias. En esta misma apertura, ya se anticipa el lugar que el aborigen tiene para la ciencia: deshumanizado y degradado se justifica su matanza, para luego devenir trofeo y objeto de estudio a ser exhibido a la vista de los curiosos como fenómeno de feria.

El documental está organizado en cuatro capítulos, en los que se desarrolla brevemente la historia y muerte de los Caciques Cafalcurá, Cipriano Catriel, Mariano Rosas y Vicente Pincen; a través del montaje alternado de testimonios de especialistas (historiadores, antropólogos o arqueólogos), de descendientes, de material de archivo fotográfico y secuencias animadas 2-D. Estas últimas fueron realizadas por el realizador Juan Camardella y se emplean para recrear el momento de la muerte, la captura y/o profanación de las tumbas de los cuatro Lonkos. La animación, si bien acotada, brinda cierta fluidez al documental (respecto de los testimonios orales), al introducir la ficción allí donde falta documentación, y por otra parte atenúa para el espectador la crueldad de estos hechos siniestros, cuyo impacto sería más fuerte si hubieran sido recreadas con actores.

Lo común en las historias de los cuatro caciques que se despliegan en el documental es su trágico destino final, signado por la muerte violenta, la profanación de sus tumbas para devenir trofeos de guerra o piezas de museo o la humillación pública fotográfica como modo de mostrar que se detenta un poder.

Que los autores intelectuales de la Campaña del Desierto, como Estanislao Zeballos y Perito Moreno, ya pensaran en las piezas para sus colecciones fetichistas de restos indígenas, antes de que muchos de estos importantes caciques estuvieran muertos, da cuenta de su perversidad y de la complicidad fundamental de la ciencia en el plan sistemático de exterminio de los pueblos originarios. Lo que la ciencia habilita, bajo pretexto de realizar cálculos y mediciones al estilo de Lombroso con los cuales justificar la inhumanidad y el barbarismo de los indios, no es sólo el exterminio físico de las comunidades originarias, sino más profundamente su exterminio simbólico. La sepultura, al inscribir la fecha de nacimiento y de fallecimiento de un ser humano, es el acto simbólico que certifica su paso por la tierra. Negar la sepultura o expropiarla para convertir los restos humanos en objeto de estudio y exhibición significa negar su humanidad, expulsarlos de la marca que los inscribe en la historia argentina e impedirle a la comunidad ligarse en una filiación ancestral. De ahí que los procesos de restitución de los restos de aborígenes a sus descendientes, que se han realizado en los últimos años, adquieran su importancia capital.

Al mismo tiempo, el documental, al pasearnos por la historia, nos permite abrir la pregunta por la segregación y el odio hacia los pueblos originarios en el presente. Ya que despojados de sus tierras, al día de hoy, la mayoría vive en condiciones de extrema pobreza y ya no el poder militar, pero sí el poder del capital, los sigue aniquilando impunemente.

4 lonkos es un documental convencional en su estructura, con una fuerte impronta en la investigación y la divulgación, que hace explícitas sus fuentes bibliográficas, sin ir más allá del estado del arte en lo que hace a aportar información nueva que no pueda hallarse en ellas.

Por otra parte, varias veces se hace mención en la película a la figura de los espectros o del aura particular que tenía cada uno de estos caciques, ligada a las creencias de los pueblos originarios respecto del más allá de la muerte. Es una pena que estas figuras no hayan sido aprovechadas planteando un punto de vista del relato e ideas visuales más alineadas con las vivencias y las leyendas de los pueblos nativos, que al estilo de tipo didáctico.   No obstante, es en la denuncia del genocidio físico y simbólico de las comunidades originarias (que invierte la lógica civilizatoria del blanco de linaje europeo), así como en la posibilidad de que el espectador pueda acceder a conocer la historia de los líderes aborígenes no relatada por los manuales de historia, donde el documental de Díaz encuentra su punto fuerte, pues es un primer paso en la línea de deconstruir el mito de la historia oficial, aunque se siga imprimiendo la leyenda.

Calificación: 6/10

4 lonkos: Vida, muerte y profanación (Argentina, 2019). Guion y dirección: Sebastián Díaz. Fotografía: Manuel Muschong, Mauro Braga. Montaje: Sebastián Díaz. Elenco: Osvaldo Bayer, Marcelo Valko, Carlos Martínez Sarasola, Fernando Pepe. Duración: 78 minutos.

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