The_Unbelievers_PosterRadiante como el sol es la grieta que separa el pensamiento anglosajón −Inglaterra y sus ex colonias− del pensamiento continental −a efectos prácticos: Alemania, Francia y paren de contar, completando la “triada intelectual europea” a la que se refiere Slavoj Zizek en alguna entrevista−. No es una cuestión de izquierda o de derecha, de objetos u objetivos, de tradiciones. Es, ante todo, un tema de forma. Como dijo no sé quién no sé cuándo: el estilo es el hombre. O como sostuviera el inolvidable y bardero Christopher Hitchens (a quién la película de la que hablaremos está dedicada): lo importante no es qué pensamos, sino cómo pensamos. A diferencia de los ismos franceses y alemanes, la médula del “estilo británico”, por llamarlo de alguna manera, reside en su amor por la claridad expresiva, en la insistencia de los tipos por ir al grano, y enfatizar que un buen argumento debe ser comprensible, comunicable. Siglos de empirismo, décadas de utilitarismo y pragmatismo −no ahondaré en apellidos ni en pormenores filosóficos, en primer lugar porque no soy un especialista y luego porque se supone que están leyendo una crítica de cine- y una feliz franja de mar y orgullo aislándolos de la peste lacaniana, los acostumbraron a no complicar al pedo el flujo del discurso y medir el valor de una idea por sus consecuencias concretas. El concepto de Dios no es la excepción.

The Unbelievers, estrenada en 2013 en EE.UU. y jamás en los países de habla hispana tal vez porque no les dio piné y presupuesto, sigue a dos reconocidos científicos y divulgadores, Richard Dawkins y Lawrence Krauss (respectivamente: biólogo y físico) mientras lidian con lo que representa uno de los mayores desafíos culturales del siglo que ya se nos vino encima: librarnos de una vez por todas de la religión como factor condicionante, es decir, extorsivo, de la manera en que se hacen políticas sociales, educativas, de sanidad, de seguridad, en el mundo moderno. ¿Cómo? Dando conferencias, interviniendo en debates públicos con obispos, teólogos, intelectuales new-age, representantes de diversos credos, publicando libros, estimulando a los no creyentes a que se reconozcan abiertamente como tales. (Recordemos que en Estados Unidos, uno de los países más retrógrados de la Tierra en este sentido, reconocerse ateo todavía constituye un tabú con un costo social muy elevado. Perder amigos, pelearse con la familia, etc.). De manera bien concisa, esto es lo que muestra el documental: a dos científicos embarcados en la cruzada política de educar al soberano.

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No son dos advenedizos. El inglés Richard Dawkins, que se está poniendo bastante viejito, es un afamado etólogo y zoólogo. En la década del 70 se hizo conocido con El gen egoísta (The Selfish Gene), libro que pateó el tablero en el campo de las ciencias biológicas y uno de los mayores best sellers científicos de todos los tiempos. Desde entonces, ha venido publicando sistemáticamente (un libro cada tres años, más o menos) y en el 2006 volvió a agitar el avispero con otro libro controversial, El espejismo de Dios (The God Delusion), que habría de convertirlo en uno de los exponentes más destacados de una corriente de ideas y moda editorial que la prensa bautizó como Nuevo ateísmo (New Atheism). Lawrence Krauss, por su parte, es un físico teórico y cosmólogo yanqui del prestigiosísimo MIT (más de setenta premios Nobel salieron de ahí) y también se hizo un nombre como escritor, orador y divulgador científico. Su libro más célebre es: «Historia de un átomo: una odisea desde el Big Bang hasta la vida en la Tierra».

En su acelerado decurso a través de hoteles y campus universitarios, centros de conferencias y firmas de libros −el documental dura poco menos de una hora veinte−, The Unbelievers retrata lo que podría considerarse el surgimiento de un nuevo movimiento político en un terreno antes yermo. Debemos entender que, para una porción significativa del universo cultural angloparlante, los ataques terroristas del 11 de Septiembre de 2001 se tradujeron no sólo en injustas e injustificadas guerras por el petróleo (coletazo por derecha), sino que también hicieron evidente la necesidad de una crítica profunda de la ideología religiosa, fronteras adentro y fronteras afuera (coletazo por izquierda). En cierto modo, esta última tendencia aparece encarnada en el “nuevo ateísmo” para los sectores progresistas de Inglaterra y los Estados Unidos y eso es lo que la película, a su manera un poco adolescente y fragmentada, intenta dar a conocer. La presencia un poco descolgada de personalidades de la cultura en el documental, desde Werner Herzog a Cameron Diaz, pasando por Woody Allen y Ricky Gervais, elogiando la labor de Dawkins y Krauss apunta en la misma dirección dirección.

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En síntesis, para nosotros, aquí en el Cono Sur, The Unbelievers ofrece un atractivo limitado. Es para gente que ya esté metida en el tema o que le interese meterse. Como comentario final y lateral, la banda sonora, vaya uno a saber por qué, incluye buenísimos temas de R.E.M. y Radiohead, entre otros.

The Unbelievers (EE.UU., 2013), de Gus Holwerda, c/ Richard Dawkins, Lawrence Krauss, Woody Allen, Cameron Diaz, Werner Herzog, Ian McEwan, Penn Jillette, 77′.

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