A diferencia de lo que pasa con muchas de las películas de Christopher Nolan, a esta crítica nadie te la va a tener que explicar. Tampoco dará lugar a cientos de youtubers estrenando videos titulados “Claves para entender el final de la crítica de Mocoroa”, “Los diez detalles escondidos de la crítica de Mocoroa”, ni a nada parecido. Las palabras que siguen a continuación, son una opinión personal de porqué Tenet, la última película del nombrado director, me parece una cagada muy bien filmada.

Para los que conocen la filmografía de Nolan, a la hora de sentarse frente a un estreno suyo están avisados. Salvo que sea otra de Batman, o alguna similar, seguramente haya alguna vuelta de rosca a la cual se deberá prestarle un poco más de atención. Cuando Nolan se pone en el papel de intrincado, sus películas no son un simple entretenimiento. Por eso, como por ejemplo en El Origen (2010), una gran película de ciencia ficción de este director, si el espectador se fuma un churro antes de verla quizá lo pague caro. Pero, si se fuma el churro y la ve acompañado por alguien que no fumó, este colega en dos o tres líneas se la puede explicar, y casi sin tener que poner pausa. Ahora sí, con Tenet no pasa lo mismo.

Este thriller, película de acción, de ciencia ficción, espionaje o cómo quieran clasificarla, comienza con una escena que atrapa al segundo. No sabemos quiénes son los tipos armados que van llegando a la ópera, pero la tensión no para de crecer, hasta que estalla la acción, los disparos, y no van ni cinco minutos de película. El espectador que no pertenece a la logia de defensores de Nolan, no entiende bien quién es quién, porqué pasó lo que acaba de ocurrir, pero tiene fe en que la película lo va a ir explicando. El defensor de Nolan, por supuesto que ya entendió todo, y empieza a tomar nota de lo que deberá explicarnos a nosotros los simples mortales cuando el zocotroco de Tenet termine.

El protagonista de Tenet se llama “el protagonista”. Una genialidad de Nolan, que se suma a otras grandes “locuras” intrincadas solo detectables por gente superior como él, como por ejemplo una lista de palíndromos que dan nombre a la película, a personajes, escenarios y alguno más que por suerte se me escapó. Volviendo al protagonista, de él no sabemos nada. Qué es de su vida antes, ni qué después (recuerden que viajamos en el tiempo). Y cuando termine la infumable Tenet de dos horas y media, tampoco vamos a saber nada. John David Washington, “el protagonista”, le pone el cuerpo a esta película, pero el guion se olvidó de él. No desentona, pero tampoco se destaca. Y no es que quizá no haya entendido el guion, con lo cual no se lo podría atacar: en tiempos pandémicos cada uno rasca como puede.

Como en la saga Volver Al Futuro, Tenet va hacia adelante y hacia atrás en el tiempo. Pero lo hace de un modo diferente que no vamos a explicar, así no le robamos público a los youtubers. De este detalle de viajes temporales, lo que hay que destacar es que, aunque no seamos eruditos en la materia ni tengamos la credencial de la logia de Nolan, parecería que Tenet no tiene fisuras. Nolan filma esta idea particular de viajar en el tiempo, y parecería que nadie podrá achacarle que Michael Fox no podría haber tocado en 1955 una Gibson que se empezó a fabricar en el 58, o el Doc. Brown no sé qué, o esos detalles que joden, pero no son tan importantes como la puesta en escena, la narración, o cuestiones mucho más específicas del cine. En definitiva, era de esperarse. Tenet es una excusa para mostrar esa nueva idea de viaje en el tiempo, vestida con un guion a medida, creado para encajar, pero muy poco atractivo. Tenet no fluye. El viaje en el tiempo debería ser un detalle, pero es el foco principal. La narración, la historia, está subordinada a las ínfulas del director.

Tenet, en cuanto a lo visual, tiene mucho billete bien invertido. Si no tuviésemos la cabeza trabajando en paralelo a la intrincada trama, los ojos se podrían dar un festín. Hay por lo menos tres escenarios en los cuales se desatan sendas escenas que son increíbles (por lo buenas). Y no nos importa si son escenarios naturales, o hechos con recortes de revistas, o diseñados con un Atari. Simplemente deslumbran, y en Tenet solo ellos le hacen honor al Cine. Tan simple como tener que abrir los ojos lo más posible para poder abarcar tanta belleza, aunque sean explosiones, arena volando o ruinas. Los colores, la luz, la profundidad, sentir la atmósfera: cuando Nolan no pretende ser innovador, su Cine sabe mucho. Por eso son dos o tres escenas las que te atrapan fuerte, porque a cada rato los personajes de Tenet hablan y hablan, porque el guion es una cagada total y necesita un manual de instrucciones. Es una lástima que el personaje esté confundido y el espectador también. Pero, lo peor de todo es que no sea un error del director, sino una búsqueda. Viéndolo así, El Origen debe haber dejado muy insatisfecho a Nolan, porque el argumento tenía su profundidad, pero el espectador con verla una vez la entendía. Y sinceramente, con un prensado o unas flores tranquis también. Tenet es pretenciosa, es un grito desmedido por querer sobresalir, por resonar con algo nuevo y novedoso en los cines pandémicos vacíos. Pero su lenguaje del cine es el mismo de siempre. El formato es lo que todos conocemos. Solo es un guion intrincado por demás, con pretensiones de superioridad más que de amor al cine.

Calificación: 3/10

Tenet (Estados unidos, Reino unido, 2020). Guion y dirección: Christopher Nolan. Fotografía: Hoyte van Hoytema. Música: Ludwig Göransson. Elenco: John David Washington, Robert Pattinson, Elizabeth Debicki, Dimple Kapadia, Michael Caine, Kenneth Branagh. Duración: 150 minutos.

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